La clave de este proyecto era conseguir privacidad desde el exterior sin perder demasiada luminosidad y amplitud interior, tanto espacial como visual.
En el exterior, la línea continua de ventanas, a una altura superior a la de la mirada de los transeúntes, ha sido suficiente para cumplir ambas expectativas. En el interior, divisiones ciegas entre despachos y transparentes hacia el espacio central han aportado la profundidad y sensación de espacio abierto que se pretendía. Los techos altos, cristaleras de suelo a techo y puertas con capialzado contribuyen, junto con la sencillez de la paleta de materiales, a la creación de un ambiente descargado e ideal para trabajar.
En la búsqueda del aprovechamiento del espacio hemos desestimado crear una separación para la zona de aseos-office-archivo. La solución ha sido justo la contraria: integrarla como parte protagonista dentro de un color-block que incluye las puertas a los espacios más privados y discurre hasta la propia recepción del conjunto.